miércoles, 25 de noviembre de 2015

Y de eso que entramos a saludar, vemos las telarañas y decidimos que casi mejor que se lo quede Shelob.

Hoy vengo a hablar del Señor de los Anillos... Porque ya casi hace un año que terminó el suplicio del Hobbit. Ver esas 9 horas largas a lo largo de tres años fueron un sufrimiento, es cierto, pero lo peor ha sido observar la cara de agotamiento de Peter Jackson en el "making of" de la batalla de los cinco ejércitos y darte cuenta de lo agotado que estaba para seguir luchando por su hijo.


Porque yo soy de los que cree que Peter amaba los libros tanto como para sacrificar 15 años de su vida contándonos esa historia. Porque las primeras le salieron redondas, porque lo que no tenía de presupuesto lo solucionaba con tiempo e imaginación, y no como en las últimas, donde a falta de tiempo para imaginar lo solucionaba con CGI y con barriles en el río.


Todo esto me lleva a que a veces el triángulo de producción no es completo. A veces no importa el dinero que haya si no hay tiempo suficiente para desarrollar una buena historia. No importa que contrates al mejor guionista del mundo, incluso él necesitará tiempo para encontrar una buena idea.



¿Y por qué me pongo a pensar en el triángulo de producción y el pobre Peter Jackson y le hago un post en mi blog después de estar un año y medio sin escribir? Porque tengo que terminar un largometraje en 20 días, cobraría más recogiendo algodón y he decidido que es el mejor momento para procrastinar escribiendo esto. Haceos una idea de a que niveles abisales puede estar llegando la calidad del proyecto en cuestión...

Lo peor del caso es que, a estas alturas: